










¿Puede la discapacidad y el miedo vencer a un hombre? ¿Puede la apatía de la sociedad quitar de nuestra esencia la compasión y afecto hacia los demás? Si se encuentra un propósito por el cual luchar, la vida puede continuar. Desde el 2008, cada fin de año, Juan –un vendedor de escobas- recauda dinero y realiza actividades sociales para celebrar la navidad con los niños en las zonas más vulnerables de Trujillo. El siguiente trabajo fotográfico muestra imágenes del día a día de Juan, entre sonrisas, resiliencia, voluntad, apatía, soledad, gozo y esperanza. Además, genera diferentes reflexiones sobre la función de la colectividad como medio fundamental para sobrevivir y la dependencia de los unos y los otros como especie. Por consiguiente, la ayuda mutua siempre fue y será el impulso obvio que nos hace falta para encontrarle un propósito a nuestra existencia y sentirnos felices a pesar de las adversidades.